“73656e736962696c69646164” o traduciendo de
sistema hexadecimal a simplemente texto:
“sensibilidad”, es una video instalación de 2 canales
compuesta por dos pantallas. Específicamente dos
televisores de tubos de rayos catódicos, dos VCR y dos
casettes VHS, reproduciéndose simultáneamente.
Éste proyecto surgió de algunas preguntas que surgieron reflexionando sobre las ideas planteadas por Giselle Beiguelman en su texto 'Cine del "postubo" en la era del fin de lo virtual:
¿cómo administramos nuestra sensibilidad sobre las imágenes que consumimos diariamente?
¿qué imágenes nos interpelan? ¿qué imágenes no nos interpelan?
En aquél texto la autora desarrolla sobre la inmensa y sobreestimulante cantidad constante de información visual que se publica cada minuto en internet.
Tomando a Youtube como el ejemplo clave de esto.
Proponiendo una disipación en la línea entre lo "virtual y real", desembocando en tecnologías de "realidad virtual" o de interacción física sumada al estímulo visual, usadas para entretenimiento.
Según la autora, la imágen digital configura más cosas de nuestra vida en sociedad de la que nos imaginamos, contando los estándares de belleza humanos, nuestra percepción del espacio/tiempo, privacidad, etc.
"Cuando se evalúa lo que ocurre en las redes sociales, los números son capaces de
convencer al más escéptico y tecnofóbico de los analistas."
Pero lo que más me resonó fue la propuesta de la idea del "fin de lo virtual". Dando lugar a entender un borramiento de aquella línea que separa lo virtual de lo real y que parecía estar muy clara.

Entonces, si la vida cotidiana se vive en la realidad y la virtualidad, siendo estas casi una misma cosa, ¿qué pasa con nuestras sensaciones o sentimientos?

¿Qué pasa con las imágenes que figuran constantemente, diariamente en nuestros dispositivos (celulares, computadoras, etc.), cuando estos funcionan como una extensión de nuestra vida?
"Vivimos en el mundo de lo posvirtual, y eso no significa apostar a una vuelta al mundo analógico. Al contrario. Significa asumir que las redes se tornaron tan presentes en lo cotidiano y que el proceso de digitalización de la cultura es tan abarcador, que se volvió anacrónico pensar en la dicotomía real/virtual. El mundo de la Internet de las cosas ya se anuncia en el presente, previendo que todos los objetos de la vida cotidiana estarán conectados a las redes y entre sí."
¿Qué impacto tiene un "te odio" o la foto de una persona asesinando a un animal, en el mismo dispositivo que permite que personas que jamás tuvieron un contacto estrecho físico o una situación cara a cara establezcan una relación romántica? ¿Qué hacemos con la sobreestimulación generada por las miles y miles de imágenes que consumimos minuto a minuto? Éstas mismas imágenes pueden interpelarnos e invocarnos sensaciones y sentimientos igual de reales que aquello que ocurre en el plano físico.

¿Un "te amo" por whatsapp genera una sensación física acaso comparable, en cuanto a su tangibilidad, con una caricia o un golpe?
De acá salió la primer idea que disparó a trabajar en el proyecto.
Consistía en hacer un sketch de processing que fuese disparando o reproduciendo imágenes recolectadas de los medios de internet: redes sociales como facebook, instagram, twitter y whatsapp (podría decirse las más comunes o más utilizadas al menos de este lado del mundo), el cual se sincronizara con el disparo de archivos de audio (uno por cada imágen).
Estos audios serían tonos, los cuales se visualizarían en una pantalla (tv de tubo). A su vez, esta pantalla dialogaría con la que estaría encargada de reproducir las imágenes.
Además se haría una encuesta a muchas personas, preguntando "¿qué te hace sentir esta imágen?" y dándole a elegir entre algunas sensaciones o sentimientos como respuesta. Los resultados de esta encuesta se usarían para tomar un criterio con el cual generar aquél audio, por ejemplo: más intensidad en la sensación, más amplitud.

Ésta idea fue dejada de lado por no poder cerrarla bien en cuanto a su concepto, por lo que mutó hacia otro proceso.
Éste era, que ambas pantallas ahora reproduzan imágenes, pero limitándome a estas hagan referencias directas a discursos y mensajes de odio o por el contrario, a discursos o mensajes de "amor".

Los audios pasarían a ser, a veces tonos. Sintetizados digitalmente y cuya composición esté lograda con frecuencias inarmónicas y amplitud alta. Lo que resulta en sonidos bastante incomodantes.
Y otras veces, una voz (también sintetizada digitalmente) leyendo aquellos mensajes de odio o "amor" representados en pantalla.

¿El fin?
Despersonalizar estos discursos, sacarles todo rastro de emoción o humanidad.
El motivo por el cual "amor" está entre comillas, es que en realidad, qué es un mensaje o discurso de amor fue definido por las búsquedas en internet. Google Imágenes más especificamente.
Lo que llevó a encontrarse con mensajes que tenían que ver completamente con una idea o construcción de amor que puede verse discutible fácilmente.
Este último conjunto de ideas se logró haciendo uso de varias herramientas:
Python
Pure Data
Adobe Premiere y Photoshop.
Python:
Con este lenguaje de programación se logró hacer una descarga masiva desde Google Imágenes, generar archivos txt extrayendo el texto de aquellas imágenes que lo tuvieran (OCR) y finalmente generar archivos de audio con la voz (text to speech) leyendo aquellos textos.

Además, se utilizó esta herramienta para descargar metada de usuarios de Twitter (gracias a la colaboración de Lucas Sosa)
Pure Data:
Éste programa se usó para generar varios archivos de audio compuesto por tonos, pudiendo elegir las frecuencias de estos, y procesar la señal.
Photoshop:
Se utilizó para enmarcar todas las imágenes recolectadas, así todas respetaban una misma resolución.

Premiere:
Ahí se hizo el montaje de todas las imágenes con su audio correspondiente.
Finalmente, con el fin de extraer todas estas imágenes y mensajes de su hábitat natural se grabaron los resultados (dos videos de dos minutos) en cintas de video VHS, para ser reproducidas en loop y simultaneamente, cada una en una VCR distinta.
Las cuales, a su vez, iban conectadas a dos televisores de tubo distintos.
Así entonces intentar ver toda esta información visual (y ahora también audible) desde otro lugar, y poner a prueba nuestra sensibilidad.
¿Nos asustan un poco más estas imágenes una vez que fueron
extraídas de su hábitat natural y se evidenciaron junto con su
ridículo significado frente a nuestros ojos de nuevo?
¿O pueden pasar desapercibidas como muchas veces que en
nuestro celular decidimos scrollear por sobre ellas para no tener que procesarlas?
¿Qué tan distinto se siente odiar o amar a través de textos, fotos, videollamadas o memes?
¿Qué tan virtual es la virtualidad? O mejor dicho,
¿Qué tan cerca de la realidad llegó a estar la virtualidad?

Si hacemos el ejercicio activo de alejarnos de los códigos y
lenguajes que ésta tiene, ¿Siguen teniendo sentido?
¿Cuánta parte de nuestra vida vivimos dentro, a través y fuera de las imágenes?

¿Cuánto nos duele una imágen?
¿Cuánto nos satisface una imágen?